Las autoridades han recabado información «preocupante» sobre nuevas amenazas y teorías conspirativas vinculadas a grupos extremistas que participaron en el asalto al Congreso el 6 de enero.
Han pasado casi dos meses y la sombra del asalto del 6 de enero sigue pesando sobre el Capitolio, mientras se investiga qué falló en esa fatídica jornada, las autoridades se preparan ante nuevas teorías conspirativas y amenazas de grupos de extrema derecha.
La cita que más preocupa es el primer discurso del presidente Joe Biden ante las dos cámaras del Congreso.
Todavía no tiene fecha, pero se espera que sea en marzo, después de la aprobación en el Senado del paquete de estímulo económico por el coronavirus.
La Policía del Capitolio tiene constancia de que algunos miembros de las milicias que asaltaron el Capitolio pretenden ahora “volar” el edificio y matar al mayor número de legisladores posible en la fecha más señalada del año: el discurso de un presidente que ellos no consideran legítimo.
Así lo dijo la jefa interina de ese cuerpo policial, Yogananda Pittman, en una reciente audiencia del Senado, cámara que interroga estos días a los responsables de seguridad de la nación con el fin de determinar qué falló a la hora de anticipar un ataque de esa envergadura.
En este contexto, la Policía del Capitolio no se atreve a precisar hasta cuándo considerará necesario mantener a los efectivos de la Guardia Nacional que aún siguen en Washington y la valla que ahora rodea el complejo. Podría no ser hasta septiembre.
El 4 de marzo es otra fecha que temen las autoridades, la Policía del Capitolio anunció ayer que elevaba la seguridad del complejo tras haber recibido información “preocupante” en torno a esa jornada.
La amenaza llega del grupo extremista QAnon, que sigue en su negativa a aceptar que Donald Trump ya no es presidente, su última teoría de la conspiración es que el exmandatario será investido de nuevo el 4 de marzo, que hasta 1933 fue el día tradicional de toma de posesión en EEUU.
QAnon y su amplia comunidad de seguidores están considerados por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) como “un peligroso grupo extremista” desde agosto de 2019. Algunos de los miembros de esta organización han sido acusados de participar en el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero, cuando la turba de seguidores de Trump burló la seguridad del edificiodejando el saldo de cinco personas muertas, una de ellas un policía de la institución.