Espera no padecer cáncer como sus padres

Kelly Osbourne cree que su historial de alcohol y drogas pueden servirle de protección

Kelly Osbourne siempre se ha expresado con total transparencia sobre su adicción a la bebida y los excesos en los que incurrió con ciertas sustancias estupefacientes.

Afortunadamente, tras su última recaída con el alcohol en 2021, la hija del roquero Ozzy Osbourne lleva una vida muy saludable y no tiene intención de recrear su difícil pasado, teniendo en cuenta que tiene un hijo de apenas dos años con su novio Sid Wilson. Eso sí, Kelly espera que su complicado historial le sirva como una especie de escudo de protección contra el cáncer, la enfermedad que sufrió su madre Sharon Osbourne en la década de los 2000 y, de forma más reciente, su afamado padre.

La estrella televisiva cree que, tras tantos años de consumo, su cuerpo está de alguna forma “embalsamado” y sus órganos conservados en una especie de “salmuera” (agua con sal). No obstante, su hermano Jack Osbourne, que presenta junto a Kelly el podcast familiar The Osbournes, no ha tardado en darle un baño de realidad. “No creo que funcione así, pero yo no soy médico”, le ha dirigido. Sin embargo, en el estudio se encontraba un doctor, un experto en urgencias que no ha tardado en subrayar los problemas de salud, de todo tipo, que se desprenden de esos nocivos hábitos.

En los últimos años, la cantante y actriz ocasional ha atribuido sus problemas con las drogas a la baja autoestima que marcó buena parte de su juventud, procedente en buena parte de las burlas que recibía a causa de su sobrepeso. En su etapa más crítica, Kelly empezó a consumir heroína para abstraerse de los efectos más perniciosos de la fama, de todas esas críticas que ya había interiorizado y asumido como propias.