¡Increíble! Soho y Alfa: Estrellas del Duelo en el Cine

En la pantalla, las perritas Soho y Alfa no necesitan diálogos para dejar una huella profunda. Sin entrenamientos previos para el cine, estas dos pastoras belgas malinois de Guadalajara fueron elegidas para encarnar a Goya, el alma canina de la película que estrena la próxima semana. La trama, que explora el dolor del duelo, encuentra en ellas no solo animales, sino portadoras de un silencio que habla más fuerte que cualquier palabra.

Goya no es solo una perrita en la historia; es un símbolo de cómo un ser sin palabras puede llenar el vacío de una ausencia. Los hermanos que la cuidan se ven reflejados en ella, y a través de su presencia, encuentran consuelo en medio de la tormenta emocional. “El guion parte de un duelo y de cómo nos transforma. También refleja lo que somos al relacionarnos con los animales”, explica Pablo Orta, director de la película.

Lo interesante del proceso es que ni Soho ni Alfa habían sido entrenadas para el cine. Su vida antes de la película era sencilla: clases de adiestramiento, pero nada de actuación. La pandemia pospuso la filmación y las perritas originales ya no estaban disponibles. Fue entonces cuando Christine Sprenger, la adiestradora, pensó en ellas. Soho, una perra dócil y afectuosa, y Alfa, más enérgica, pero sin el entrenamiento habitual para trabajos en set, se convirtieron en las protagonistas de esta historia emocional.

El desafío era grande. La adiestradora no solo tenía que asegurarse de que las perras estuvieran cómodas, sino también hacer que se comportaran sin perder su esencia. “Mi principal preocupación era que llegaran relajadas, sin estrés. Les enseñé comandos simples para que pudieran hacer lo que necesitábamos, pero sin cansarlas. Fueron parte fundamental del proceso”, cuenta Christine.

El set, normalmente un lugar de caos, también se convirtió en un espacio donde la vulnerabilidad de estos animales fue palpable. Una de las anécdotas más impactantes ocurrió cuando una niña se llevó a Soho, pensando que era parte de la producción. Christine tuvo que correr a buscarla, dándose cuenta de lo fácil que era perder de vista a estos seres vivos, tan ajenos a la artificialidad del cine. “No son utilería, son seres que sienten”, reflexiona.

Eutimio Fuentes, uno de los actores, también enfrentó su propio reto. De niño tuvo una mala experiencia con un perro, lo que lo llevó a crear una barrera con ellos. Sin embargo, en el set, logró conectar con Goya, demostrando que, como en la vida real, los vínculos más poderosos no siempre se dan con palabras, sino con la presencia.

El resultado es una película que, más allá de su guion, está tejida con la autenticidad de Soho y Alfa, quienes, sin fingir, simplemente acompañaron el dolor y la sanación, creando una historia de duelo que no necesita palabras para tocar el corazón.