Marcha en Buenos Aires por la Salud del Papa: Un Llamado de Fe y Agradecimiento

Cientos de argentinos se unieron la noche del viernes en una procesión silenciosa hasta la Catedral de Buenos Aires, pidiendo por la salud del Papa Francisco. Con velas y antorchas en mano, los participantes marcharon por cinco cuadras hasta la emblemática Plaza de Mayo, reafirmando el lema “amor con amor se paga”, en un acto de agradecimiento y fe.

En un contraste con las manifestaciones usualmente ruidosas y llenas de colores que caracterizan a la ciudad, esta marcha fue solemne, sin consignas ni tambores. “Desde que el Papa asumió, hizo visible a los invisibles, a los más vulnerables. Es una muestra de lo que su liderazgo representa para nosotros, no solo en Argentina, sino en todo el mundo”, expresó Laura Cibelli, una de las participantes, destacando la defensa constante de Francisco a los sectores más desprotegidos.

La procesión, organizada principalmente por fieles de sindicatos y movimientos sociales, estuvo marcada por la transmisión de una homilía del Papa pronunciada en Bolivia en 2015, en la que denunciaba la injusticia del sistema económico global. “Este sistema ya no se aguanta. No lo aguantan los campesinos, los trabajadores, las comunidades, los pueblos, ni la Tierra”, se escuchaba en los altavoces mientras la multitud avanzaba en silencio.

Al llegar a la Plaza de Mayo, los participantes dejaron sus velas frente a un cartel con la inscripción que daba nombre a la vigilia. El lema fue propuesto por el dirigente social Juan Grabois, quien, cercano al Papa, alentó a la población a rendir homenaje a Francisco en su momento de fragilidad. “Ahora es nuestro turno de devolver ese amor”, escribió Grabois en redes sociales, convocando a la vigilia.

En Roma, el Papa sigue luchando contra una neumonía bilateral que lo ha mantenido hospitalizado desde mediados de febrero. A pesar de su delicado estado de salud, se mantiene “estable” aunque en un “cuadro clínico complejo”, según el Vaticano.

Entre los asistentes a la marcha, algunos portaron una estatuilla de la Virgen en un palanquín. Gabriel Duna, un «peregrino de la virgen» de 58 años, caminó largas distancias con la imagen para pedir por la salud de Francisco. «Le pedimos a Dios y a la Virgen que lo dejen con nosotros. Lo necesitamos», afirmó con emoción.

La vigilia culminó con una misa en la Catedral, el mismo templo donde el Papa Francisco fue arzobispo durante 15 años. En su homilía, el padre Alejandro Russo destacó la fe colectiva de los asistentes, quienes pedían por más tiempo para su líder espiritual. La ceremonia concluyó con vítores de “Francisco, Francisco…” y un sentimiento de esperanza que invadió el corazón de todos los presentes.

Este gesto de amor y gratitud por el Papa refleja no solo la profunda devoción de los argentinos, sino también la importancia de su figura para millones de fieles alrededor del mundo.