Maria Wei, profesora de Dermatología de la Universidad de California, en San Francisco, estaba ayudando a un estudiante a elaborar un proyecto sobre cómo el medioambiente afecta a la piel cuando miró por la ventana de su despacho y vio la ceniza que caía del cielo. Era el primer día del incendio Camp Fire en California, el incendio forestal de 2018 que fue, en su momento, el más mortífero y destructivo del estado.
Me pregunté cómo afectaría a la piel, sobre todo porque acababa de llegar al trabajo en bicicleta», dijo.
El estudio, publicado por Wei, su estudiante Raj Fadadu y algunos de sus colegas en junio, fue el primero en relacionar la enfermedad de la piel (dermatitis atópica, también conocida como eczema) con el humo de los incendios forestales.
No será el último.
A medida que el cambio climático hace que los incendios forestales sean cada vez más frecuentes y devastadores y que el humo de las llamas se extienda por todo el país, los científicos están empezando a desentrañar todas las formas en que el entorno cambiante amenaza a la salud humana, incluso a través de la piel, el órgano más grande y más expuesto del cuerpo. Por supuesto, las empresas de belleza están pendientes, para ofrecer, entre otras cosas, productos con la etiqueta «anticontaminación» o «protección contra la contaminación».
No necesitas nada de eso.
Pero para cualquiera que tenga la posibilidad de cuidarse la piel en estos días, y para aquellos que no tienen el lujo de quedarse en casa, esto es lo que sabemos sobre lo que la contaminación le hace a tu piel, y lo que puedes hacer al respecto.
La exposición, explicada
Cuando los investigadores hablan de exposición a la contaminación, suelen referirse a las partículas de tamaño inferior a 2,5 micras (un cabello humano tiene al menos unas 20 micras de diámetro). Estas pueden entrar en el torrente sanguíneo, afectar todos los órganos y tener una serie de implicaciones que pueden ser aterradoras. Sin embargo, los dermatólogos se interesan en cómo estas partículas aterrizan en la piel —y quizá penetran en ella— para crear una cascada de inflamación que acelera los signos de envejecimiento y provoca enfermedades. Los estudios ya han demostrado que la contaminación atmosférica aumenta las arrugas y las manchas de envejecimiento.
Todos sabemos que cuando alguien es fumador crónico, tiene ese aspecto envejecido y esa piel amarillenta”, afirma Markus Boos, dermatólogo pediátrico del Hospital Infantil de Seattle que ha estudiado el cambio climático y la salud de la piel. “Es una especie de variante de eso”.
Hay decenas de tipos de contaminantes que producen los radicales libres que dañan los lípidos, las proteínas y el ADN de las células de la piel, lo cual debilita la barrera cutánea. Algunos contaminantes activan los receptores que regulan las proteínas desintoxicantes, algo bueno, pero al mismo tiempo estimulan otras vías inflamatorias que hacen la piel más sensible y la deshidratan. El resultado es una piel seca y escamosa.
Las cosas empeoran cuando la contaminación se mezcla con la luz ultravioleta o UV. La combinación de ambas es sinérgica, no aditiva. Por ejemplo, las partículas de los tubos de escape de los coches, se activan en exceso con la luz solar, lo que las hace aún más tóxicas, explica Giuseppe Valacchi, profesor de Medicina Regenerativa de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, cuyo laboratorio simula la contaminación para poder estudiar su efecto en el organismo. La combinación de contaminantes y rayos UV también agota más rápidamente el suministro de antioxidantes de la piel.
Es bastante fuerte”, afirma Karen Burke, profesora clínica adjunta de Dermatología en la Facultad de Medicina Icahn del Monte Sinaí de Nueva York y autora de un estudio sobre la luz ultravioleta y la contaminación. La combinación también provoca un mayor daño oxidativo en las células, lo que conduce al envejecimiento prematuro y a las enfermedades de la piel, dijo.
Subestimar el efecto de los incendios forestales
Se sabe menos sobre los efectos específicos de la contaminación de los incendios forestales en la piel, en parte debido a que cada incendio es distinto dependiendo de lo que se queme (¿materiales de construcción? ¿Árboles? ¿Arbustos?), su intensidad y su temperatura. Los compuestos más tóxicos se generan cuando la temperatura es muy elevada, comentó Valacchi.
(También esto aplica a los cigarros. No existe una manera saludable de fumar, pero la peor opción es si fumas tan rápido que la ceniza no cae. “Tienes una temperatura de combustión muy alta y se crean compuestos muy muy muy cancerígenos”, afirmó).
El estudio sobre la relación entre el eczema y los incendios forestales se centró en esa enfermedad porque las personas afectadas tienen una barrera cutánea deteriorada, lo que significa que serían más propensas a tener una reacción al humo, explicó Wei. Alrededor del 7 por ciento de los adultos y el 15 por ciento de los niños de Estados Unidos tienen eczema, pero aún no se sabe cómo se traduce esto al resto de la población, ya que se desconoce si la incidencia y la gravedad de la enfermedad cutánea se intensifican a medida que lo hace la contaminación o si hay un umbral de contaminación a partir del cual la barrera cutánea falla por completo, señaló (la exposición a la contaminación atmosférica procedente de los autos y la industria tiene lugar durante un largo periodo; los incendios forestales suelen ser cortos, pero crean una exposición intensa al aire peligroso, afirmó Fadadu).
En el estudio, las visitas a la clínica de dermatología por comezón aumentaron de manera importante durante las casi dos semanas que duró el incendio en noviembre y el 89 por ciento de los pacientes adultos no tenían un diagnóstico previo (durante el mismo periodo en años anteriores, alrededor del 50 por ciento de los pacientes con eczema no tenían un diagnóstico previo). Los investigadores no saben si estas personas tenían un eczema subclínico y el incendio “lo desenmascaró”, dijo Wei, o si “se trataba de gente normal que en realidad tenía síntomas de eczema a causa del incendio”.
Cómo puedes protegerte
En los días de mala calidad del aire debido a incendios forestales, usa mangas largas, pantalones largos y cubrebocas, aconsejó Wei. También puedes aplicarte un emoliente, que proporciona a tu piel una barrera artificial, dijo.
Los médicos y los científicos coinciden en que es casi seguro que no sea necesario comprar nada con la etiqueta “protección contra la contaminación” para el uso diario.
A las empresas les gusta buscar nuevos compuestos exóticos y algunos son solo mercadotecnia porque no hay manera de que la piel los absorba”, señaló Valacchi.
(Además, comprar demasiados productos de belleza es parte de lo que ha provocado la aterradora perspectiva de un futuro más caluroso. Según un cálculo, la industria de la belleza produjo más de 120.000 millones de unidades de envases en 2018, gran parte de los cuales acabaron en el basurero o en el océano).
Whitney Bowe, dermatóloga de Nueva York, aconseja aplicar una crema hidratante o un suero con ceramidas para ayudar a crear una barrera física a la que las diminutas partículas puedan adherirse (y así no penetrar en la piel). Por cierto, según Bowe, el maquillaje no ayuda mucho en este caso: la mayoría de las bases de maquillaje no tienen suficientes propiedades hidratantes para crear esa barrera.
Claro está que esto hace que la limpieza nocturna sea en especial importante, porque “no quieres que todos los contaminantes a los que te has expuesto duerman contigo”, dice Valacchi. Tallarse el rostro con algo que no sean solo los dedos puede dañar la barrera cutánea que has intentado reforzar, así que limítate a usar los dedos.
Además de la crema hidratante, algunos dermatólogos recomiendan la vitamina C, que neutraliza los radicales libres. Cuando cortas una manzana o un plátano y casi de inmediato se pone de color café, es porque la vitamina C está oxidando y protegiendo la fruta. Pero como la vitamina C es tan activa, y tan inestable, es muy difícil incorporarla a un producto de belleza, lo que significa que algunas empresas utilizan formas que la piel no puede absorber o que no pueden actuar como antioxidantes, explica Burke.
Muchas cremas tópicas no sirven para nada”, afirma.
Otra manera de obtener esa reserva de antioxidantes: comerlos. Los polifenoles, los poderosos antioxidantes que dan a las plantas sus brillantes colores, ayudan a proteger la piel desde adentro hacia fuera.
Les digo a mis pacientes que sus alimentos deben tener todos los colores del arcoíris”, recomienda Bowe. Sin duda, no hace daño.
Un estudio único en su tipo vincula los incendios forestales con el daño cutáneo. Esto es lo que necesitas saber.