Candidatas y candidatos son los que deben debatir, no AMLO: El INE (cero y van tres)

Este miércoles -previa impugnación ante el Trife para hacernos entender que “ya no se pertenece”- sabremos si el Presidente Andrés Manuel López Obrador es o no congruente con su teoría de no entrometerse en asuntos electorales, como lo pregona hacia el exterior (y por eso no felicita a Joe Biden).

Por tercera ocasión, dos de ellas señalando que viola la ley, Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, reiteró al Mandatario federal que como cualquier ciudadano tiene libertad de expresión, excepto que “en materia de elecciones, él no puede ser interlocutor”.


Córdova insistió en que las “violaciones reiteradas” de López Obrador (opiniones, críticas y descalificaciones) “generan inequidad en la contienda”. Esta vez, sin embargo, puntualizó utilizando el efecto bumerán, término que el propio Presidente usó en una de sus ácidas críticas a la alianza PAN-PRI-PRD:


En 2007, la reforma constitucional para que los servidores públicos no intervinieran en los procesos electorales, se hizo atendiendo, precisamente, los reclamos de AMLO, después de perder la elección del 2006, y en referencia a declaraciones de Vicente Fox.


El Presidente ha tomado una actitud idéntica a la que tuvo Gerardo Fernández Noroña, también ante el consejero presidente del INE, cuando violando un acuerdo de sanidad, nunca se colocó el cubrebocas durante una sesión del consejo general. ¿En verdad se sienten amordazados?

LA CÁTEDRA POLÍTICA DE EBRARD A LÓPEZ-GATELL: “MISIÓN
CUMPLIDA (PRESIDENTE)… (VACUNACIÓN) ES UNA REALIDAD”

En realidad, el extra sobre el plan de vacunación en México a partir de que la Cofepris dé la autorización sanitaria de Pfizer, fue muy poco durante la conferencia matutina de este martes.


Nada que no se supiera. Fechas, quiénes recibirán primero la dosis, qué empresas tienen acuerdo con México, qué cantidad de vacunas llegará primero.


¿Algo mínimamente nuevo? Que el programa de vacunación iniciará la tercera semana de diciembre de este año y concluiría en diciembre de 2021 o hasta iniciado 2022.


Fuera de eso, lo que se esperaba era el mano a mano discursivo entre Marcelo Ebrard y Hugo López-Gatell, Secretario de Relaciones Exteriores y subsecretario de Salud, respectivamente.


El pique por quién será el “héroe” mexicano que hizo posible la llegada del antídoto contra el venenoso Covid-19 se mantiene desde hace algunas semanas. Aunque, la verdad, quien hizo notar esa rivalidad fue el subalterno de Jorge Alcocer, Secretario de Salud.


López-Gatell, sin embargo, incipiente en esto de la política, desaprovechó su oportunidad en la “mañanera” para, entre tanto rollo, sacar alguna línea explosiva a su favor, como sí lo hizo Ebrard, mostrando más que su laaargo colmillo.


Con un repentino y subliminal cierre se adueñó de todo el proceso: “Misión cumplida (Presidente)… (la vacunación) es una realidad”. Y entonces hizo jaque mate al (que se creía) rey.

QUE AMLO VAYA A RECONOCER A BIDEN NO ES EL ‘BENCHMARK’

De hecho, el Mandatario federal mexicano puede, si lo desea, esperarse hasta el 20 de enero para reconocer a su homólogo estadounidense, Joe Biden, día en que tomará posesión.


Un día después, el 21 de enero, el nombre Donald y el apellido Trump deberán salir de la mente de Andrés Manuel López Obrador casi como mandato médico, y tomar, también, como prescripción, los de Joe y Biden.


¿Por qué? Porque en juego está más que la viabilidad estadounidense, la mexicana, en virtud de que siendo de los socios comerciales pares más voluminosos del mundo, todo se posa sobre tratados y acuerdos.


Biden tiene cara de buena gente, cierto, pero en política o en cuestiones de poder (y Estados Unidos en eso basa su dominio mundial), las apariencias engañan. De arranque no habrá tos (ni siquiera por el Covid-19) ante el innecesario desaire mexicano.


Habrá, sí, cuatro laaargos años para el lento suplicio, y ni siquiera con amenazas de muros tontos. Claro que no faltará quien estabilice el barco. Y no, no se llama Roberto Velasco, será (el verdadero) “ya saben quién”.