Puede ser casualidad, pero a dos días de cumplirse el primer aniversario del fallido operativo militar mexicano de la detención-liberación en Culiacán de Ovidio, el hijo de El Chapo, el gobierno norteamericano aprehendió en Los Ángeles, California, al general Sandoval Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
¿Casualidad o desquite? Mera especulación.
Las primeras informaciones indican que ocurrió a petición de la DEA, lo que significa que estuvo o está relacionado con el narco.
Sólo para el contexto recordemos que en el sexenio pasado la DEA privilegió su relación con la Marina Armada de México. Se decía entonces que el Ejército se movía con lentitud, en el mejor de los casos, y en el peor que algunos mandos del mayor nivel estaban coludidos. No olvidemos las aprehensiones de El Chapo. En la segunda y definitiva, el comandante de la Policía Federal, Nicolás Perrín, no permitió que la Marina se colgara la medalla.
A falta de información concreta, corremos el riesgo de caer en los lugares comunes habituales.
La aprehensión del ex general secretario por parte de alguna agencia norteamericana es la de mayor nivel de la historia reciente, ni siquiera es comparable con la del ex secretario de Seguridad, Genaro García Luna, sujeto a proceso en la Corte de Nueva York.
Sin siquiera estar aún sometido a juicio o en la improbabilidad de ser liberado bajo pretexto de equivocación, ya es motivo de escándalo y lo será aún más porque su aprehensión sirve para especular en cualquier sentido, el que se quiera.
Lo único que se puede adelantar es que, de existir información concluyente en su contra, pocos o ninguno de los altos mandos del sexenio pasado podrá eludir el escándalo, ni siquiera las más grandes figuras castrense de la Cuarta Transformación, pues ninguno de ellos llegó por méritos propios, burocráticos o conseguidos en campaña, a los niveles en que estaban antes de la toma de posesión del presidente López Obrador. El decidía quién ascendía o qué puesto ocupaba.
Lugar común también será decir que el golpe no es contra una persona en particular, sino contra la institución más sólida del Estado mexicano, la que garantiza la gobernabilidad a grado que, apenas tomó el poder López Obrador se echó en sus brazos, no obstante que en campaña electoral se la pasó despotricando en su contra.
De rutina será llevar al centro del escándalo al único que en el sexenio pasado era superior a Cienfuegos, el ex presidente Peña Nieto, quien por mandato constitucional fue comandante supremo de las Fuerzas Armadas y poseía, como López Obrador y el resto de sus antecesores, una estrella más para significar la superioridad.
Pero lugar común también será recordar que nunca en el sexenio pasado se habló una palabra de que el general Cienfuegos estuviese inmiscuido o solapara la posible complicidad de sus subalternos con el narcotráfico. Se recordará su dureza, su exigencia de un marco legal que protegiese al Ejército en labores ajenas a su tarea constitucional, como la policíaca, pero nada más.
A falta de elementos, esta madrugada concluyamos que su detención es un golpe al sexenio pasado, pero también al actual porque, como en la Iglesia Católica, la jerarquía militar mexicana es permanente.
Por ejemplo, su sucesor el general Cresencio Sandoval pudo ocupar, sólo por razones generacionales, el penúltimo lugar entre los 22 generales de División, pero ahí estaba cuando López Obrador decidió convertirlo en secretario de la Defensa Nacional.
Una especulación adicional, la detención de Cienfuegos también podrá ser elemento decisorio en la campaña electoral en Estados Unidos.
Si esta mañana se retrasa un poco la conferencia mañanera será porque el golpe tomó de sorpresa al gobierno mexicano, si esto fuese cierto, y el Gabinete de Seguridad delibera cómo debe abordarlo el presidente López Obrador para no romper la relación con su amigo el presidente Donald Trump que necesariamente exhibirá al general Cienfuegos como pieza invaluable de casa y, aunque parece improbable, según las encuestas, está en condiciones de reelegirse.